Sembrar La Ignorancia

SEMBRAR LA IGNORANCIA

Sembrar la ignorancia en la sociedad, ejercer el poder desde la clandestinidad, violar los derechos esenciales de la naturaleza humana y, adornar todas estas atrocidades con un “jinggle” que perdure en el tiempo, esta parece ser la misión del inconsciente colectivo cimentado en la realidad; hegemónica irrealidad.

Pensar que una población de 15.050.341 habitantes, consume diariamente 4 cuatro horas (promedio) de televisión, de un total de 10 canales distintos, todos estos controlados por detentadores del poder.

Pensar que son 3,15 millones de televisores encendidos diariamente, y que al año vemos más de 12 programas de televisión abierta al día. Espeluznante sería si contáramos la programación por cable ( aunque se pensara que somos más libres de elegir). El pensar que las nuevas tecnologías comunicacionales nos brindan un apoyo al acercarnos el mundo hasta nuestras casas, en la práctica es catastrófico.

En unos años más podremos nosotros, los espectadores, ser los programadores de lo que queremos ver. -¿Se podrá eliminar la publicidad? - Innovadoras empresas han desarrollado una nueva técnica, donde el elegir uno la programación de los programas, ya no es parte de lo que se podría ver en un libro de ciencia ficción. No obstante, estas nuevas herramientas que se vuelcan sobre nosotros como una avalancha a la velocidad de la luz, no es la gran cosa si logramos adelantarnos a ella.

ESPECTATIVAS

Cuantos de nuestros derechos están siendo promovidos por medio de estos aparatos cuadrados, transmisores de ideogramas, que nos dejan con “cara de nada”. ¿Es acaso, si es que se diese la situación, que realmente tengamos derechos en un mundo estructurado en base a la televisión?

Cuál es el lema de nuestra sociedad normalizada, súper vigilada, socializada; cuál es el fin.

Es acaso el llegar a un mundo feliz, donde tengamos que pedir un ácido para poder aceptar la muerte, así, como Aldus Huxley lo hizo. Nos prepara nuestra sociedad a vivir, o tan solo nos absorbe, nos chupa esa energía vital que al final, no sirve de nada. Acaso, el torrente de energía que corre por todo ser viviente, necesita ser limitado y absorbido por los cerebritos que llevan manipulando el pensamiento durante siglos. O, quizás tengamos que atenernos a los hechos organizativos, los que Schumpeter señala de oligárquicos.

Así, nos vemos envueltos en una vorágine existencial, donde los hombres, mujeres, y niños no saben decidir, no saben participar, no, no, no.

“¡¿Dónde esta la solución?! A todos los problemas de la humanidad...”, inmortales palabras de KK Urbana.

Creo que hay que hacer un partido que represente a esos miles de habitantes con cara de nada. Dar a la luz el conocimiento desconocido. Ser más que un menos, y menos que un más. Ser, y no ser, estando no estando; se debe llegar a la confusión máxima de la inexistencia.

CHILE S.A.

CHILE S.A
Pudú

Si alguna vez se preguntan ¿en que país vivimos? Primero han de ubicarse en el último rincón del mundo, donde una tribu de salvajes no se dejó colonizar ni por los avallazadores incas, ni por los porfiados y codiciosos españoles; pues Chile es el ají del planeta, donde los experimentos sociopolíticos son algo de todos los días, desde que un grupo de aristócratas planearon la independencia, y su pronta transformación de ser un país, a una Sociedad Anónima disfrazada de república nacional.

Han de saber que Chile es una sociedad patriarcal de libre mercado, y católica apostólica romana por naturaleza – cuestionable, pero empíricamente probado por encuestas-. Es un lindo país “el Chile de los chilenos”, una patria que hace cacerolazos cuando la derecha no come, y atormenta a los trabajadores con la fuerza pública cuando estos reclaman sus derechos.

El fenómeno sindicalista es fuerza social, que no ha sido considerada en los últimos análisis sobre quién presidirá el poder ejecutivo. Problemática situación que amerita una aguja quirúrgica para seleccionar lo importante, de lo menos. En especial, el fenómeno social que se desarrollo durante los últimos días del presidente Ricardo Lagos, que observaba desde el Olimpo como su cosmos concertacionísta se perdía entre las tinieblas.

Como olvidar la movilización en contra de CENCOSUD -holding propietario en Chile de los supermercados Jumbo y Santa Isabel, entre otros-, que no cumple con las exigencias laborales, que gracias a la flexibilidad laboral la mano de obra debe trabajar más tiempo, ganando el mínimo, menos que en una jornada normal preestablecida. -“Es la globalización”... siempre es la globalización, y los movimientos sindicales-.

Las dos excusas

Siempre se zanja un tema finiquitando: “... es que si no fuese por la globalización...” o, “gracias a la globalización...”; absurdo e incorporado discurso que termina de explicar nada, es algo así como el verbo que nos faltaba para arreglar las cosas malas del mundo. –¿Se imaginan que diría Enrique Lihn, en pos de cuidar la palabra?-. Quizás el ser humano no esta preparado para hablar como se debe, pero esa es otra historia.

Es así entonces, como los chilenos, los verdaderos y únicos ají en el poto luchan día a día por sobrevivir en una sociedad globalizada. -Sabían que Chile en su fisonomía geográfica se parece a un ají-. Es que los chilenos son los verdaderos picantes globalizados; me incluyo como un picante más, quiero ser el ají en el poto para el mundo.

Como pueden ver, al final las excusas son varias, y todo quedamos contentos. Por eso, hay que quemar las banderas, alzar el poncho de lucha anarquista, rescatar la palabra del que no se vende, tararear al ritmo de pifilcas y trompes la marcha lúgubre del Chile S.A.

Por qué a los chilenos les gusta el regetón?

REGGAETON

CHILE: PACATOS.

Bombos que marcan el ritmo, cadenas de oro y plata acompañan ropa costosa, y junto al sonido de autos último modelo, chicas elásticas quiebran sus caderas al compás del reggaeton.

A este nuevo estilo de baile se le denomina “perreo”, y la pregunta que se hacen los chilenos es: ¿Cuánto durará este baile morboso?

Después de que 15 mil personas fuesen a ver a Daddy Yanky, esta más que claro que el reggaeton llegó para quedarse. Si bien algunos creen que es una moda del momento, son muchos los elementos que diferencian a este estilo de música de otros como el “ache”.

Por qué a los chilenos les gusta el regetón?

Lo que le falta a Chile es soltarse a lo libidinoso en pos de la felicidad espiritual. A los chilenos les gusta la cumbia, la salsa, el merengue... y ¿por qué?

Puede ser por que vivimos en una sociedad media estancada, estresada, cansada de la rutina. Y, el sexo es lo único que parece romper con el esquema.