CHILE S.A.

CHILE S.A
Pudú

Si alguna vez se preguntan ¿en que país vivimos? Primero han de ubicarse en el último rincón del mundo, donde una tribu de salvajes no se dejó colonizar ni por los avallazadores incas, ni por los porfiados y codiciosos españoles; pues Chile es el ají del planeta, donde los experimentos sociopolíticos son algo de todos los días, desde que un grupo de aristócratas planearon la independencia, y su pronta transformación de ser un país, a una Sociedad Anónima disfrazada de república nacional.

Han de saber que Chile es una sociedad patriarcal de libre mercado, y católica apostólica romana por naturaleza – cuestionable, pero empíricamente probado por encuestas-. Es un lindo país “el Chile de los chilenos”, una patria que hace cacerolazos cuando la derecha no come, y atormenta a los trabajadores con la fuerza pública cuando estos reclaman sus derechos.

El fenómeno sindicalista es fuerza social, que no ha sido considerada en los últimos análisis sobre quién presidirá el poder ejecutivo. Problemática situación que amerita una aguja quirúrgica para seleccionar lo importante, de lo menos. En especial, el fenómeno social que se desarrollo durante los últimos días del presidente Ricardo Lagos, que observaba desde el Olimpo como su cosmos concertacionísta se perdía entre las tinieblas.

Como olvidar la movilización en contra de CENCOSUD -holding propietario en Chile de los supermercados Jumbo y Santa Isabel, entre otros-, que no cumple con las exigencias laborales, que gracias a la flexibilidad laboral la mano de obra debe trabajar más tiempo, ganando el mínimo, menos que en una jornada normal preestablecida. -“Es la globalización”... siempre es la globalización, y los movimientos sindicales-.

Las dos excusas

Siempre se zanja un tema finiquitando: “... es que si no fuese por la globalización...” o, “gracias a la globalización...”; absurdo e incorporado discurso que termina de explicar nada, es algo así como el verbo que nos faltaba para arreglar las cosas malas del mundo. –¿Se imaginan que diría Enrique Lihn, en pos de cuidar la palabra?-. Quizás el ser humano no esta preparado para hablar como se debe, pero esa es otra historia.

Es así entonces, como los chilenos, los verdaderos y únicos ají en el poto luchan día a día por sobrevivir en una sociedad globalizada. -Sabían que Chile en su fisonomía geográfica se parece a un ají-. Es que los chilenos son los verdaderos picantes globalizados; me incluyo como un picante más, quiero ser el ají en el poto para el mundo.

Como pueden ver, al final las excusas son varias, y todo quedamos contentos. Por eso, hay que quemar las banderas, alzar el poncho de lucha anarquista, rescatar la palabra del que no se vende, tararear al ritmo de pifilcas y trompes la marcha lúgubre del Chile S.A.