Crónicas Del Imperio

Por: Angelo Arata & Diego Cortés Abad

Yo vivo en Marte. Soy ciudadano del Imperio y, peleo por el lado oscuro.

En Marte hay una piedra roja, la única evidencia de que el Principito realmente vivió allí. A esa piedra la nombró Chile, porque creció un ají sobre ella.

Y, como el principito era francés, hijo del rey (descendiente de María Magdalena), este se fue para Méjico a reinar con estilo principesco sobre los pinche cabrones.

Bueno, como le puso Chile a la piedra roja que había en Marte y, reino sobre Méjico, el Principito pasó a la historia como el constructor del Imperio de Chile en Marte -años más tarde le cambiaría el nombre al planeta rojo-.

Tras años de un reinado ejemplar, el Principito hijo ilustre de la aristocracia, decide proclamarse Dios de sus subditos: los aji chilenos. Lamentablemente para el Emperador Principito, los aji chilenos eran un grupo de anarquistas revolucionarios que planeaban derrocar al oscuro poder que los oprimia.

Cuentan los antiguos aji chilenos, que la primera lucha contra el oscuro imperio fue la discución por "el pase escolar". En ese entonces, los ajisitos chilenitos no podían viajar por el Imperio del Principito sin pagar una pepita de aji por cada viaje en bus. Comprenderán que los ajisitos tomaban cuatro autobuses al día y, sólo producían diez pepitas al mes.

Los años pasaron sin que nada cambiase. Entonces, los ajisitos chilenos crecieron en número y en cantidad de pepitas. Algunos de los jovenes ajis se unieron a la "Orgía de los Sueños", mientras otros desesperados por triunfar descidieron emigrar a Raljina. Todos querían un cambio radical que destituyese al Principito.

No obstante, el cambio nunca resultaba. Cada vez que un grupo de ajis chilenos trataban de hacer algo en contra del "Dios Principito", este los capturaba y los convertía en: pebre, pasta de aji y sus derivados. Es más, al transformarlos en un bien de consumo, decidió exportarlos como tales y venderlos a los mejicanos amantes del picante.

Bueno, hoy lucho por el lado oscuro. No soy del pro Principito, pero me tuve que inscribir en los registros electorales para así ser ciudadano -que asco- pero la exportacion de pasta de aji ha aumentado. Por ende, decidí entrar al sistema y ver si podía ayudar a mis amigos anarquistas de Marte. Es por esto, que hoy tengo en mis manos la piedra roja donde broto el primer ají. Uniós junto a mí, que sostengo el caliz de picante, el conocimiento trascendente del Principito.

ps: No lean El Principito, hace daño.