Raljina
Por: Jote
Bajo el triste rayo de sol, único destello que guiaba camino entre la turbia y perenne ciudad, es que yo volvía de mi destierro en la tierra de Raljina.
Para entonces pensaba en el eterno retorno al calvario natural, perdido en el pecado de la palabra, e iluminado por la estrella cósmica que una vez me hizo perder mi camino.
Fue en aquellos años de incertidumbre y duda existencial que reflexioné sobre la piedra de la cordura, descubriendo el martirio que acongojaba a la pobre piedra.
Yacía inerte entre grandes árboles, acaparadores de la luz ictinea, única fuente de vida. Para entonces, la vida era una sola a las entradas de Raljina.
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