En pza Italia

En plaza Italia... donde transitan los mendigos de Chile, esos borrachines con dinero que riegan las calles con pichi y cerveza... ahí en plaza Italia, donde venden marihuana los choros del puente... ahí donde los trabajadores botan sus chauchas por sexo... quizás en plaza Italia Chile entero vive del sida, mas no podría pedirle a sanidad que reparta condones, porque si fuese así la santa iglesia se enojaría.

Por eso no voy a plaza Italia.
Por eso me fuí de plaza Italia.
Por eso no vuelvo a plaza Italia.

Porque para algunos plaza Italia es el centro de la ciudad... "el downtown", -es que algunos no conocen Santiago, "perdonalos señor" por no ser pecadores-. Es que aveces es pecado vivir ABC1. Es que aveces es recentimiento y fanfarronería hablar de estratificación.

Hace ya años, que no veo a plaza Italia.
Es que ya no te puedo ver...

Entonces, plaza Italia es la flor del pecado, donde asotamos todos nuestras penas contra cabezas igualmente locas, reventadas con azucar flor.

-La incoherencia... una vez más brota como el recuerdo de tu ser, la estrella del porno... la chica Italia, la flaca Italia...-

Sobre el pacto

Soy un muerto parido en la ignorancia
y, vivo entre las plumas de una paloma muerta.

Conocí la vida,
después de la muerte,
volví para decirles:

"Que aún sigo aquí, en mi mente, mirando en alto, con el recuerdo perfecto de poetas muertos, amigos a quienes desvelo como a las hojas de Raljina. Vivo entre manuscritos, sin olvidar que usted, mi amigo está en mi camino."

No he olvidado el pacto.
Donde pueda lo canto.
Y, si no fuese por la praxis de la palabra, el verbo no sería verbo.

Aquí no hay farwell, aquí hay muerte eterna de pensamiento infinito y colectivo.

... entonces, me disculpo por no haber mandado mis saludos correspondientes, entre sueños de vida y muerte...

Primera Profecía

Primera Profecía

Santiago de Chile se enciende en llamas. La gente corre por cementerios nuevos; rejas bajas resguardan nichos viejos.

Los carros de agua, ahora escupen fuego, despeinando a obreros y bomberos. Al pueblo ya no le gusta su historia; opta dejar dolor en el norte, sin pensarlo, corre iracundo por calles que llevan a canchas de fútbol. La gente corre en manadas por los cerros -a lo lejos se ven los techos de vidrio-. Todos se arman, se pintan, cantan, corretean a la autoridad. Entonces, el suelo se abre como pan, y a las faldas de una industria farmacológica se ven las primeras carpas de la ocupación.

La noche del 27

La noche del 27

el Jardinero del edén

destila verbo/ y risas

Entre la lluvia, el ron y, la cerveza

la poesía, la ironía, y la coquetería...

Aparece esbelta y de ropa ceñida:/ la flaca.

Una gota de esperanza/ en un mundo frío,

en el que las palabras toman la micro y se desaparecen;

rápidas corren/ expeladas por pistones

se dispersan

en el cielo// Y, ahora son nubes//

-Excepto en la noche del 27-

La flaca es elegante como una rosa

Es felicidad pausada en un grano de infinito.

-Creo: que es ella la que aguarda y, yo el que espera-.

Ahora, el Jardinero del edén

escuchando risas entre filamentos de lluvia

destila verbo en la noche del 27

Frío en los ojos

El frío encarnado en los ojos, como el vodka en la revolución del 17 -a principios del siglo XX-, descubre la verdadera historia de un Santiago iluminado por la pobreza y la mendicidad, imagen postmoderna del Londres industrial de Charles Dickens.

Son extrañas las horas capitalinas en las que deambula una truhanada, alimentando la helada noche de invierno con petaca en mano y, un cigarro que compartir a los pies de un indigente a la salida del Estadio Victor Jara. Incontables serían las vandálicas elipses -peripesias surrealistas de vendedores de sueños- que se circunscriben entorno al Santiago viejo. Aquel que aún entona boleros a la salida de sus casas.

A la salida de una casa, con manta roja sobre los pies y, escarcha alba bajo el pecho demacrado de un viejo adicto al "pucho" (es que el cancer lo esta matando); los gatos pasean ronroneando, languetiando sus calzas, como si la escarcha fuese leche. Es que la humanidad se pierde en un silvido y, en un instante vuelve a brotar. Y brota de la transpiración de un indigente. Es que en Chile si hay pobreza, flojera y pocas ganas de hacer que todo funcione mejor.

En su tiempo, todos trataron de hacer que Chile funcionara, esta de más decir que Lagos dijo: "Las instituciones funcionan". -Si funcionan... por qué recalcarlo-. Más atrás en la historia, fue el pipeño que brindó Alessandri en La Piojera el que calentaba al bagabundo roñoso. Ahora, con suerte los únicos que se calientan son los de gobierno. Se calientan "en moteles de cinco lucas las tres horas", así me contó un viejo sapo (por si a alguien le intersa). En realidad hoy en día nadie embriaga a nadie de calor, a menos que sea de esos que rápidamente se le calienta el hocico, entonces podríamos hablar de una extraña enfermedad termo vucal.

En fin, nadie disfruta del calor ajeno -sin pedir algo a cambio-; es que hablo de los "hola perro", "que tal perrito", de esos que desconocen la verdad del río Mapocho, y que sólo entienden de la calenturas en Avenidad Suecia o de Morandé con Compañía. Quizás no les haría mal un trueque al más puro estilo latinoamericano, -cosa que traiga calor para todos-. Está de más hablar de Argentina y el gas -o de las "che" que si abrigan-, con suerte nos llega la televisión por cable con imagenes calientes. Con suerte una teta al aire en la televisión local... Exigimos algo de la selva meridional y de fútbol. ¿Es que la alegría de sentir que podemos vivir en paz nunca llegara?

Film Chileno: CULPA + CARGA

Primero hay que entender que un film no es sinónimo de movie. Bueno, entendiendo eso -y quedando más perdido aún- podemos decir que el cine no es el mismo en todos lados, mas las realidades y los ojos son siempre otros...

El cine, en Chile o en la quebrada del ají, es lo que es porque muestra una realidad. Así, las películas nacionales se han dado a conocer por mostrar algunos de los tabus que amedrentan a esta sociedad. Se muestra a un Chile castrado por el paternalismo exacerbado impuesto por la iglesia católica, las dictaduras, y la clase política. Se enseñan las calles destruidas por el olor a sexo que nunca está en la casa. Mas nunca se muestra el sufrimiento del obrero y sus posibilidades de surgir; si vivimos en socialismo, ¡puta minimo que hagan cine socialista!

Los films chilenos son un ensayo abierto a la discordancia existente, supuestos entre: lo que debemos ser y lo que somos, entre el qué diran y el quien soy yo; Chile es así, un cuadro surrealista con aires de falso.

Pero no todo Chile es así de falso. Hay cosas que se pueden rescatar -haciendo un discurso a la chilena-, como por ejemplo el trabajo de jóvenes directores, actores, productores, maquilladores, estilistas, y todos los que hacen realidad la magia del cine en el inconciente colectivo.

VISITEN
http://www.retorifilms.cl/html/teasercyc.html